Viaje a Cuba desde Argentina
Experiencia de nuestro viaje a Cuba desde Argentina
Hace ya más de un año que toda mi familia quería conocer Cuba ya que siempre ha sido un sitio que nos ha llamado mucho la atención, una isla que queríamos que fuera diferente a lo que conocimos en México.
Para viajar a Cuba desde Argentina contratamos un pack para visitar La Habana y Varadero, es decir, los destinos más habituales, pero al ser la primera vez que visitábamos la isla nos pareció lo más correcto.
Decidimos que la mejor fecha para viajar sería durante nuestras vacaciones de febrero, para ser más exactos, durante la segunda quincena de este mes. Una de las ventajas que tiene ir de vacaciones al caribe es la climatología, puedes visitar esta región a cualquier fecha del año que siempre vas a gozar del mejor clima.
Llegada la fecha del viaje tuvimos que despertarnos bastante temprano para dirigirnos al aeropuerto ministro Pistarini que para quien no sea de Buenos Aires, este aeropuerto está a poco más de media hora en carro, pero si encuentras un atasco puede hacer que tu viaje dure el doble. Cuando llegamos al aeropuerto, rápidamente hicimos el Check-in y pasamos la aduana para agarrar nuestro primer avión a Lima donde haríamos nuestra primera escala.
Después de aproximadamente 4 horas y media, llegamos a Lima, ciudad donde íbamos a hacer una escala de poco menos de 2 horas por lo que no la pudimos visitar, más tarde agarramos el último vuelo que sería de casi 6 horas con aterrizaje en La Habana.
Ya llegados a La Habana lo primero que quería saber es si es cierto lo que siempre me dijeron de que en cuba no hay coca cola, así que busqué una máquina expendedora y cuando la encontré, vi que es cierto lo que me habían dicho sobre la coca cola, al rato fuimos a pasar la aduana que gracias al papeleo que nos facilitó la agencia todo se nos hizo más fácil.
Al igual que ya nos había ocurrido en México me esperaba que el hecho de salir del aeropuerto sería como entrar en otro planeta y así fue, nada más salir del aeropuerto para agarrar el colectivo sentimos como el aire es mucho más cálido y sobre todo mucho más húmedo, para quién no haya estado en cuba, es como atravesar una pared de aire la cual nada más atravesarla, ya empiezas a transpirar. Una vez en el colectivo que nos llevaba al hotel tuvimos nuestro primer contacto con Cuba y la verdad que nos sorprendió ya que su arquitectura colonial (a veces un poco desgastada) nos pareció muy linda ya que los porteños estamos acostumbrados a la arquitectura modernista de Buenos Aires.
En La Habana estábamos alojados en un hotel urbano un tanto pequeño pero que ofrecía un servicio de calidad, en régimen de alojamiento y desayuno. Los hoteles todo incluido llegarían en Varadero. El primer día en la capital cubana no tuvimos demasiado tiempo por que ya era un poco tarde, así que agarramos un Coco taxi y fuimos a darnos un paseo por la noche por el malecón para más tarde cenar un buen plato de ropa vieja, cabe destacar que sí, es cierto que Cuba es un país realmente seguro tanto por el día como de noche, nada que ver con muchos otros países de Latinoamérica donde tristemente la situación no es igual.
El segundo día lo aprovechamos para conocer el casco antiguo de La Habana, este es realmente precioso, es toda una ciudad colonial con sus edificios bajos pintados a colores y sus calles rectas y estrechas llenas de tiendas de recuerdos.
Después de comer nos dirigimos a conocer la catedral de La Habana, de un estilo completamente diferente a la de buenos aires pero es también muy bonita, sobre todo por esa sensación que da de estar en la época del descubrimiento de América gracias a su arquitectura y a la de la plaza. Un poco más avanzada la tarde fuimos a visitar la plaza de armas y con ello el palacio de los capitanes generales, el palacio de la fuerza real y finalmente el museo nacional de la historia natural de cuba. La plaza de armas es increíble, está a tan solo unos metros de la plaza de la catedral y sin embargo tiene una arquitectura completamente diferente además es un gran lugar para comer o cenar.
El tercer y ultimo día en La Habana, lo destinamos a la visita a los alrededores del centro, decidimos comenzar la mañana visitando el castillo de san salvador de la punta para luego cruzar el paseo del prado hasta el capitolio que me recordó mucho al congreso de buenos aires. Fue en los alrededores del capitolio que decidimos darnos una vuelta en un almendron (coche clásico cubano) cuyo increíble estado me hizo preguntar al chofer sobre como conseguía que un coche con más de 50 años arrancase cada día y el me empezó a listar todos los arreglos que le ha hecho al coche a lo largo de los años y yo me quedé impresionado de todo lo que sabían los cubanos de mecánica para mantener esos coches así. Después del paseo en coche clásico acabamos el día visitando el museo de la revolución y compramos unos regalos para la familia y unos puros cubanos para los fumadores.
A la mañana siguiente agarramos nuestro colectivo para pasar 2 horas viajando hasta varadero, para quien no conozca, varadero es una pequeña ciudad situada en una isla que ha crecido únicamente a base de hoteles de 5 estrellas todo incluido, nosotros íbamos a pasar 6 noches en uno de ellos.
Varadero es muy diferente a La Habana esto ya me recuerda más a México, aquí echábamos de menos la historia y la arquitectura que nos había acompañado en la capital cubana pero nos iba a acompañar la playa, el mar, el descanso y el buffet libre.
En el hotel tuvimos la oportunidad de conocer a muchos turistas argentinos, uruguayos y chilenos con los que hice muy buenas migas siempre que evitásemos hablar de fútbol. En sí , el hotel era increíble, al igual que todos los de la zona, tenía un playa privada con arena blanca y agua turquesa, también tenía grandes jardines que rodeaban la enorme pileta, en cuanto a las habitaciones del hotel, disponían de todas las comodidades y la comida increíble.
Durante estos días que estuvimos en Varadero fuimos a hacer un poco de snorkeling que es una actividad muy parecida al buceo pero a muy poca profundidad, realizando esta actividad, tuvimos la oportunidad de ver mucha fauna marina. Otro día nos dimos un paseo en bicicleta para después intentar jugar un poco al golf (que parece más fácil en la tv), por la noche aprovechábamos para ver un show en el hotel mientras disfrutábamos de un buen cóctel con ron cubano.
Después de estos días en Varadero, volvimos un poco tristes al aeropuerto de La Habana para retornar a Buenos Aires, después de estar 9 dias en Cuba volvía a Argentina totalmente descansado y sin ganas de laburar. Al volver a Buenos Aires noté que en nuestra ciudad hacía demasiado frío pero realmente era porque ya tenía el cuerpo acostumbrado al calor de Cuba, ahora solo nos queda esperar a que pase un año y podamos ir todos de vacaciones a otra parte de la isla y volves a visitar esta linda isla.